La crisis en curso en Boeing, uno de los principales fabricantes de aeronaves de los Estados Unidos, está generando preocupaciones que van más allá de los portones de la empresa. Los expertos advierten que los desafíos enfrentados por el gigante de la aviación pueden traducirse en costos más altos para los consumidores y tener un impacto negativo en la economía del país.
A lo largo de los años, Boeing ha desempeñado un papel fundamental en el avance de la aviación comercial, introduciendo tecnologías innovadoras y mejorando la eficiencia y seguridad de los viajes aéreos. Sin embargo, en los últimos años, la empresa ha enfrentado varios desafíos, incluidos retrasos en la producción, problemas de seguridad y problemas con el modelo 737 Max, que fue suspendido después de dos accidentes fatales en 2018 y 2019.
Los problemas de producción, calidad y seguridad de Boeing han alcanzado un nuevo nivel esta semana, con la repentina caída de un Boeing 787 Dreamliner operado por Latam Airlines, que resultó en lesiones para docenas de pasajeros después de una caída de 152 metros durante el vuelo.
Aunque aún no está claro el papel de Boeing en el incidente, este ocurre en un momento delicado para la empresa, que ya enfrentaba daños significativos en su reputación.
Los expertos advierten que la crisis en Boeing podría llevar a un aumento en las tarifas aéreas y debilitar el crecimiento económico en los Estados Unidos.
Con una fuerza laboral global de más de 140.000 empleados, Boeing genera decenas de miles de millones en ingresos cada trimestre, desempeñando un papel fundamental en la industria aeroespacial mundial junto con Airbus.
Boeing desempeña un papel crucial en la economía de los Estados Unidos, con su producción representando una parte significativa del panorama económico del país. Sin embargo, la importancia de la empresa se extiende más allá de las fronteras nacionales, siendo su impacto global vital para los viajes, el comercio, la logística y el empleo en todo el mundo.
Actualmente, Boeing y varias aerolíneas enfrentan retrasos en las entregas, mientras la empresa está siendo investigada federalmente en sus instalaciones de fabricación. Estos retrasos tienen el potencial de reducir la disponibilidad de aeronaves, lo que a su vez puede disminuir los beneficios económicos normalmente asociados con la producción y entrega de aeronaves por parte de la empresa.
Los recientes incidentes durante vuelos de Boeing, incluida la explosión de la puerta del 737 Max de Alaska Airlines justo después del despegue, resaltan los desafíos que enfrenta la empresa. Como resultado, Boeing optó por reducir la producción de sus aviones 737 Max mientras los reguladores investigan las prácticas de la empresa. Esto tiene un impacto directo en el número de vuelos programados, ya que las aerolíneas se preparan para posibles problemas en las entregas y, consecuentemente, puede llevar a un aumento en el costo de los boletos de avión.
El sector de bienes duraderos sufrió una caída significativa del 6,1% en los nuevos pedidos en enero, en gran parte debido a la reducción en los pedidos de aviones de Boeing.
La empresa informó recientemente que envió solo 17 aviones Max en febrero, lo que representa la mitad del volumen enviado en diciembre del año anterior.
Tanto Southwest como United Airlines anunciaron a principios de esta semana que esperan recibir menos aviones de Boeing de lo planeado inicialmente, lo que resulta en la necesidad de contratar menos pilotos.
Esta disminución en la disponibilidad de aeronaves también puede resultar en un aumento en las tarifas aéreas. “Con menos oferta de aviones disponibles, la demanda de vuelos superará la capacidad, lo que presionará al alza los precios de los boletos de avión”, dijo Kathy Bostjancic, economista jefe de Nationwide, en una entrevista con CNN. “Ya hemos visto un aumento significativo en las tarifas aéreas en los últimos meses, con un aumento del 3,6% registrado en febrero.”
A pesar de la disminución en la demanda de sus aviones, es probable que Boeing no reduzca las contrataciones, ya que está enfocada en resolver sus problemas internos.
“No veo a Boeing reduciendo su fuerza laboral en un momento de serias preocupaciones sobre la calidad, y, como mínimo, la empresa puede intentar contratar a más personas para resolver estos problemas”, comentó José Torres, economista senior de Interactive Brokers.
Sin embargo, los costos laborales más altos podrían empeorar aún más la situación financiera de Boeing, lo que llevaría a la empresa a enfrentar pérdidas aún mayores y a sumergirse en un agujero financiero más profundo. Esto, a su vez, podría perjudicar aún más el ya reducido precio de las acciones de la empresa.
Esta situación también crea una ventaja competitiva para los rivales de Boeing. Cuando los reguladores consideraron la interrupción de la producción del avión 737 Max en enero de 2020, después de dos accidentes fatales en 2019 y la subsiguiente prohibición del modelo en ese año, la Reserva Federal de Nueva York estimó que la paralización de la producción podría reducir el Producto Interno Bruto (PIB) de los EE. UU. en un 0,4%.
Posteriormente, vino la pandemia, que representó un golpe aún más severo para la empresa, resultando en pérdidas de casi 12 mil millones de dólares ese año.
El análisis de la Reserva Federal de Nueva York destacó la importancia de Boeing como una gran empresa altamente integrada en la red de producción nacional, resaltando que los recortes en la producción pueden tener efectos significativos en la macroeconomía.
Dado que Boeing es el mayor exportador de los Estados Unidos, una demanda más débil de sus aviones resultaría en menos exportaciones, lo que, a su vez, podría afectar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) si las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) se redujeran.
Aunque Boeing aún no ha anunciado la interrupción de la producción de ninguna de sus aeronaves, sus planes para aumentar la producción del 737 Max están suspendidos mientras la Administración Federal de Aviación de los EE. UU. (FAA) espera el plan de la empresa para resolver sus continuos problemas de calidad.
Los años de dificultades enfrentadas por Boeing han abierto camino para el éxito de su rival europea, Airbus, que ahora ha asumido la posición de mayor fabricante de aeronaves del mundo.
Airbus ha sido pionera en tecnologías avanzadas de aeronaves, como materiales compuestos, sistemas de cabina digital y eficiencia de combustible. Además, la empresa tiene una presencia significativa en el sector de la defensa, produciendo aeronaves militares, helicópteros y sistemas de defensa, así como sistemas espaciales, como satélites de comunicación y lanzadores de cohetes.
Aunque las aerolíneas no pueden cambiar fácilmente de fabricante de la noche a la mañana, la tendencia está claramente favoreciendo a Airbus. Si las importaciones de aviones Airbus para las aerolíneas estadounidenses aumentan mientras Boeing enfrenta una demanda más débil, esto podría afectar negativamente el Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos.
Lisa Simon, economista jefe de Revelio Labs, observó que la disminución de la demanda de pedidos de aviones Boeing por parte de las aerolíneas puede simplemente ser redirigida a Airbus, en lugar de simplemente desaparecer. Ella destacó que todo este revuelo probablemente tendrá efectos adversos en el sector de fabricación de aeronaves en los EE. UU. y representará una ventaja para el mercado europeo.
